L A B E R I N T O S

Por que la locura no es un estado... Es una forma de vivir...

«Tengo que dominarme. Soy alguien que lleva hasta el fin cualquier acto que decide hacer. »



Era verdad que había llevado hasta las últimas consecuencias muchas acciones en su vida, pero sólo lo que no era importante (como prolongar enfados que un pedido de disculpas resolvería, o dejar de telefonear a un hombre del que estaba enamorada por considerar que aquella relación no la llevaría a ninguna parte).
Había sido intransigente justamente en aquello que era más fácil: mostrarse a sí
misma su fuerza e indiferencia, cuando en verdad era una mujer frágil, que jamás había conseguido destacar en los estudios, ni en las competiciones deportivas de su escuela, ni en su tentativa por mantener la armonía en su hogar.
Había superado sus defectos más leves sólo para ser derrotada en lo que era importante y
fundamental. Había conseguido tener la apariencia de mujer independiente cuando en verdad
necesitaba desesperadamente una compañía.
Llegaba a los sitios y todos la miraban, pero generalmente terminaba la noche sola, en el convento, mirando una televisión que ni siquiera sintonizaba bien los canales. Había dado a todos sus amigos la impresión de ser un modelo que ellos debían envidiar, y había gastado lo mejor de sus energías en comportarse a la altura de la imagen que ella se había creado.
Por causa de eso nunca le habían sobrado fuerzas para ser ella misma: una persona que, como todas las de este mundo, necesitaba de los otros para ser feliz. ¡Pero los otros eran tan difíciles! Teníanreacciones imprevistas, vivían rodeados de defensas, actuaban también como ella, mostrando indiferencia en todo. Cuando llegaba alguien más abierto a la vida, o lo rechazaban inmediatamente o le hacían sufrir, considerándolo inferior e ingenuo.
Muy bien: podía haber impresionado a mucha gente con su fuerza y determinación, ¿pero adónde había llegado? Al vacío. A la soledad completa. A Villete. A la antesala de la muerte.
El remordimiento por la tentativa de suicidio volvió a aparecer, y Veronika volvió a apartarlo con
firmeza. Porque ahora estaba sintiendo algo que nunca se había permitido sentir: odio.
Odio. Hacia algo casi tan físico como paredes, o pianos, o enfermeras. Casi podía tocar la energía
destructora que salía de su cuerpo. Dejó que el sentimiento llegase sin preocuparse de si era bueno o no; ya bastaba de autocontrol, de máscaras, de posturas convenientes. Veronika quería ahora pasar sus dos o tres días de vida siendo lo más inconveniente posible...


Fragmento, Veronika Decide Morir; Paulo Coelho

2 comentarios:

mi niña, necesitamos un largo rato en un lugar comodo, para poder platicar a gusto no lo cres?, mientras te dejo unas letras va?

A, B, C, D... jeje no es cierto

...no entiendo hasta cuando sere capas de aceptar, que cuando me miro dentro del reflejo de tu mirada, quiero quedarme atrapado ahi dentro...

mi niña, necesitamos un largo rato en un lugar comodo, para poder platicar a gusto no lo cres?, mientras te dejo unas letras va?

A, B, C, D... jeje no es cierto

...no entiendo hasta cuando sere capas de aceptar, que cuando me miro dentro del reflejo de tu mirada, quiero quedarme atrapado ahi dentro...

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Así debéis hacer vosotros: manteneos locos, pero comportaos como personas normales. Corred el riesgo de ser diferentes, pero aprended a hacerlo sin llamar la atención. (Paulo Coelho)

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